lunes, 22 de abril de 2013



La educación de nuestros hijos: hábitos de estudio




En los tiempos que corren, las exigencias laborales nos impiden contar con todo el tiempo que quisiéramos para nuestras familias. Esta situación es especialmente sensible en relación a los hijos. Sabemos la importancia de las figuras materna y paterna en la educación de las personas, fundamentalmente en la niñez y adolescencia. El niño y el joven están en un continuo proceso de aprendizaje, que los lleva a imitar y replicar modelos y patrones que serán decisivos en sus vidas.

Cuando los padres no están muy presentes, toman estos modelos de sus mayores más cercanos, de un hermano, de un tío o de un profesor particular, situación que hoy en día es cada vez más frecuente. Lamentablemente, a pesar de las buenas intenciones de los padres al contratar clases particulares, no logran incorporar un patrón que es fundamental: el hábito de estudio. 

En gran medida, esto ocurre porque los padres confunden “formar hábitos” con “calentar materias para las pruebas”, situación que se da claramente cuando se contratan clases particulares (profesores o estudiantes universitarios) para preparar a los hijos en función de un determinado examen, generalmente a última hora y cuando el niño o joven ya está mal.

En cierta medida, es un alivio de conciencia para los padres conseguir los servicios de alguien que pueda apoyar a sus hijos, considerando que ellos mismos no tienen el tiempo para hacerlo, pero ¿realmente se le hace un bien al alumno contratándole profesores a última hora?

Definitivamente no, porque lo único que se consigue es disimular y maquillar un vacío que se arrastrará en el tiempo y que, en algún momento, reventará, en el peor de los casos, con la repitencia. No se puede desmerecer el valor y la utilidad de las clases particulares que, en muchos casos, son una ayuda, pero sólo son un verdadero apoyo cuando las realizan gente competente, con una planificación y una frecuencia adecuada,
independientemente de las pruebas. 

Solo de este modo se conseguirá inculcar un hábito de estudio, que le permitirá a los papás estar tranquilos porque al hijo efectivamente se le está haciendo un bien, y éste agradecerá la disciplina adquirida en su forma de estudiar, condición indispensable en un mundo cada vez más competitivo y exigente.

Rodrigo Quiroz
Coordinador Claseduc
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